La universalització d‘internet a la nostra societat ha donat lloc al sorgiment de nous fenòmens socials inèdits fins ara. Entre ells, un que es repetix en els últims temps és el que podríem catalogar vulgarment com “la creació de noves figures públiques” a partir de persones anònimes que són gravades en vídeo, i després estos són penjats a Youtube o plataformes similars, estenent-se el fet gravat en questió com la pólvora.
Així, en la última setmana hem tornat a assistir a este fenòmen. Un jove es troba amb Camps al Carrer i li recrimina que és un corrupte i que no representa als valencians. El president de la Generalitat, acompanyat en tot moment pels seus agents de seguretat li demana al xic que s’aprope a ell i li explique per què li diu això.
Bé, doncs eixe mateix dia el vídeo de la baralla, que en un principi publicà la cadena CNN+, comença a circular per la xarxa a una velocitat inaudita. Per la nit, el jove ja tenía diversos clubs de fans a la plataforma social Facebook, on l’anònim ciutadà començà a rebre mostres de recolzament fins a ser catalogat de ben bé un heroi dels valencians.
Poc dies després internet bullía de discusions entre els partidaris i els detractors del nou “enemic públic de Francisco Camps”. Esta situació pot obrir un debat: s’ha convertit internet en la nova plataforma per a recriminar als polítics les seues males accions? Clar està que fins la universalització de la xarxa de xarxes, este tipus de reivindicacions o protestes polítics caíen en sac trencat pràcticament totes les vegades. A no ser que les càmeres d’alguna televisió estigueren presents i es decidiren a publicar-ho, gairebé tots els fets d’este tipus no eixíen a la llum pública. Al contrari, hui en dia, qualsevol persona amb una càmera al mòbil pot gravar qualsevol cosa i penjar-la a internet.
Ja no cal fer manifestacions de 100.000 persones per a que la societat s’en adone de les nostres reivindicacions?
Podem convertir-nos en representants de la resistència contra el poder sense tindre una organització política a les esquenes?
El debat està servit!
A estas alturas a nadie se le escapa que, la mayoría de veces, cualquier aparición pública de nuestros gobernantes se dará recubierta de un manto de vaselina marca “corrección política”, que ayudará a endulzar su discurso y a hacer más llevadero para el ciudadano el proceso de asimilación por cualquier vía de los conceptos expuestos en tal aparición pública.
Sin embargo, no pocos de estos políticos se resignan a codificar sus mensajes sin más, y utilizan herramientas como los blogs de internet para que sus más acérrimos seguidores puedan empaparse de la letanía sin ninguna autocensura por parte del ’speaker’ que distorsione el significado real del mensaje. De esta manera, cada vez abundan más los blogs personales de políticos que, por libre, o cobijados en algún sitio web de su partido, expresan sus ideas y su visión de la realidad sin cortapisas para disfrute de sus ‘hoolligans’, que responden y participan de esta comunicación mediante comentarios y aportaciones varias.
Llegados a este punto, es lógico caer en la cuenta de que estos blogs son de contenido y aceso público, pudiendo ser visitados por cualquier ciudadano que lo desee, y quedando a la luz y sin censura la verdadera opinión del autor de turno. Sin embargo, esta circustancia parece que a veces se les olvida a los personajes que por una u otra circustancia poseen un cierto grado de relevancia social, y en especial a los políticos.
Este es el caso de Juan José Güemes, Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid (PP), y mano
Güemes impasible ante las protestas contra la Privatización de la Sanidad madrileña
derecha de la ‘lideresa’ Esperanza Aguirre. Güemes, en su blog personal, albergado dentro de los blogs del Partido Popular de Madrid, ha creado una entrada titulada “Diccionario Progresí”. Aquí, este cargo público se ha esmerado creando una especie de recopilación de términos y expresiones que, según él, son propias de los ‘progres’ y la izquierda en general.
Así pues, en este “diccionario” el Consejero de Sanidad Madrileño arremete sin piedad, y haciendo ostentación de un mal gusto y falta de educación y respeto al diferente sin límites, contra cualquier persona, situación o cosa que no se ajusta a su concepción “opusiana” de ver la vida.
Estas son algunas de las perlas que Juan José Güemes ha dejado en su blog personal:
En este caso es evidente que un, en principio, inocente blog, ha servido para dejar en evidencia el verdadero calado moral y político de una persona que ostenta el Cargo de Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, y que además es uno de los pesos pesados en su partido. Este blog ha cumplido la función de un pequeño diario personal en el que Güemes ha confesado sin avergonzarse cuál es su manera de pensar y de proceder hacia los sectores de la población que no profesan su religión, su opción sexual o sus ideales políticos.
Por tanto, estamos ante una herramienta que de repente ha caído en las manos de los ciudadanos, gracias a la cual podemos ver y conocer en muchos casos la verdadera cara de las personas que tienen encomendada la tarea de gestionar, y en algunos casos guiar, la vida pública en nuestro país. Así pues, gracias a las blogs podemos decodificar los mensajes, impregnados en la vaselina de lo políticamente correcto, que los políticos lanzan día a día sirviéndose de los medios de comunicación clásicos. Podemos aprovechar estas plataformas para conocer a los gobernantes sin el lastre de su auto-correción y censura, que muchas veces distorsiona de tal manera el discurso y el personaje, que acabamos al final sintiendo respeto, cariño, o a veces incluso pena, por personas con las que en la crudeza de nuestra vida privada seguramente nunca llegaríamos a cruzar más de dos palabras debido a nuestras incompatibilidades personales. Por sus blogs los conoceréis.
El auge del activismo digital y de la videopolítica contrasta con la languidez de las estructuras tradicionales de los partidos. Barack Obama lidera mundialmente un fenómeno que también está llegando a España
ANTONI GUTIÉRREZ-RUBÍ
Existe una notable efervescencia digital en la preparación de los congresos que la mayoría de las fuerzas políticas españolas (ERC, PP, PSOE, CDC…) celebraron antes de las vacaciones de verano. Se han llegado a debatir online diversas enmiendas de política 2.0 a las ponencias oficiales. En la mayoría de los casos, estas enmiendas abordaban el uso de las nuevas tecnologías en la acción política. Pero algunas han ido incluso más allá y, confiando en el potencial de cambio de las nuevas tecnologías, han propuesto repensar tanto el modelo organizativo de los partidos como sus fórmulas para el debate programático y sus mecanismos de relación con la ciudadanía.
Existe una fuerte convicción de oportunidad inaplazable. Las dificultades sociales y políticas a las que todos debemos enfrentarnos, en lo local y global, exigen que el talento y la creatividad latentes en la Red penetren y revitalicen las estructuras de los partidos democráticos para actualizar su concepción básica: la de servicio público. Hay hambre -y urgencia- de nuevas ideas para los nuevos desafíos. Y la Red palpita mientras las estructuras partidarias languidecen. Hay quien lo intuye y hay quien no quiere verlo aunque lo sabe.
El eco de la videopolítica y del activismo digital en la campaña para las elecciones generales del pasado 9 de marzo de 2008 está muy presente en este contexto. Por primera vez, los partidos políticos utilizaron en España de forma masiva, estratégica y organizada diversas iniciativas en la Red para movilizar recursos humanos (descubrieron el potencial de los cibervoluntarios) y ensayaron acciones de comunicación viral muy efectivas. Asimismo, los medios de comunicación tradicionales, escritos o audiovisuales, experimentaron fórmulas de participación ciudadana basadas en el ciberespacio. Incluso se intentó, sin éxito, un debate digital entre los dos principales candidatos a la presidencia, Zapatero y Rajoy.
A esto se añade el que el apasionante duelo de las primarias demócratas norteamericanas impactó con fuerza en la política española, que se interroga sobre el capital de energía política y organizativa que suponen los ciberactivistas y la posibilidad de enrolarlos como cibermilitantes. Hay un gran consenso en que buena parte del éxito de Barack Obama ha radicado en el uso inteligente de las herramientas de la cultura 2.0. Obama ha comprendido la capacidad política de las redes sociales digitales, empezando por su capacidad para movilizar seguidores o para captar donaciones. Él ve las nuevas tecnologías no como un medio más, sino como el reflejo organizativo de una nueva cultura política. Y a ello se debe buena parte de la conexión del senador con los jóvenes y los sectores más dinámicos.
El momento es apasionante y sería imperdonable no aprovecharlo como palanca de renovación de la política española. Es una gran oportunidad para que los partidos acometan en profundidad un cambio de estilo y de cultura organizativa que sea capaz de hacerlos evolucionar hacia estructuras más abiertas, flexibles e innovadoras, como ya lo han hecho gran parte de las empresas, universidades y otras organizaciones en el marco de la sociedad de la información y la comunicación.
El anuncio, por ejemplo, del Plan de Modernización de las Agrupaciones con el que el PSOE está estudiando una reforma de su organización interna, ha creado un marco adecuado, en el espacio socialista, para este debate sobre el modelo de militancia en el siglo XXI. Las Casas del Pueblo no ofrecen hoy para muchos ciudadanos ningún atractivo, ni como espacio de socialización, diálogo o representación, ni como espacio de activismo político. Se han quedado casi sin pobladores y no reflejan la pluralidad sociológica y cultural de su entorno (especialmente en contextos urbanos). Mientras tanto, las causas y las ganas por comprometerse crecen en nuestra sociedad.
Otros partidos, como los catalanes PSC y CDC, también viven con intensidad la efervescencia de sus bases y se encuentran en pleno debate precongresual preguntándose cómo interpretar la pulsión de cambio y cómo acogerla sin defraudarla. Hay demanda de otra -y nueva- política. Hay urgencia de nuevas organizaciones.
Sin embargo, no todo el mundo participa de este ciberentusiasmo en el debate precongresual del PSOE. La enmienda 445 (impulsada por algunos socialistas valencianos) y la Facebook (animada por muchos activistas y recogida por varias federaciones) han recibido apoyos pero también fuertes rechazos. Hay miedo a que lo digital desborde y contamine. Algunos dirigentes, incluso jóvenes dirigentes, creen que los culos de hierro y los brazos de madera (en alusión al control orgánico de las asambleas de discursos interminables y votaciones unánimes) son más democráticos, “porque la gente está presente y da la cara”. Y existe el recelo mal disimulado de que tanto hervor digital sea una moda, esté vacío de contenido político y sea prisionero de nuevos y elitistas dogmáticos que acaben ampliando la brecha digital. Pero los riesgos, algunos de ellos muy reales, no pueden ni deben paralizar los cambios necesarios y urgentes. La política formal puede llegar tarde y mal a lo emergente. Que no se extrañe entonces de ocupar el último lugar en la valoración social.
En este fuego cruzado, a algunos dirigentes tan sólo les tienta canalizar la energía de los activistas digitales para instrumentalizar su capacidad movilizadora, pero lateralizando su protagonismo y liderazgo. Creen que el espacio digital hay que colonizarlo, sin comprender que de lo que se trata es de influir y dejarse influir. Pretenden convertir lo digital en un nuevo espacio dogmático o de reclutamiento, pero así sólo se encontrarán con redes vacías de vitalidad. Otros identifican la Política 2.0 con propuestas sobre las TIC o con expresar simpatía con los defensores del software libre. Pero aquéllos y éstos se equivocarán (o se quedarán cortos) si simplifican o reducen la intensidad de estos cambios políticos a lo simplemente “tecnológico”.
La cultura digital es una ola de regeneración social (de ahí su fuerza política) que conecta con movimientos muy de fondo en nuestra sociedad: placer por el conocimiento compartido y por la creación colectiva de contenidos; alergia al adoctrinamiento ideológico; rechazo a la verticalidad organizativa; fórmulas más abiertas y puntuales para la colaboración; nuevos códigos relacionales y de socialización de intereses; reconocimiento a los liderazgos que crean valor; sensibilidad por los temas más cotidianos y personales; visión global de la realidad local y creatividad permanente como motor de la innovación. Sí, hay esperanza de nuevos liderazgos. Pero en la Red sólo se reconoce la autoridad, no la jerarquía. Mejor las causas que los dogmas.
Así que no estamos hablando simplemente de nuevos militantes (cibermilitantes) o de un nuevo campo de batalla política (la Red). Tampoco se trata tan sólo de nuevas herramientas (blogs, wikis, twitter, redes, videopolítica…). Ni tampoco se resuelve esta cuestión con una nueva “sectorial” (la de la sociedad del conocimiento y la información). No, no hablamos sólo de tecnología. Hablamos de la política del futuro. De comprenderla nuevamente, de repensarla en la sociedad red.
Si se quiere, puede empezarse por el nombre de la cosa. ¿Cibermilitantes? Ahora que estamos en pleno periodo de celebración de congresos, sería una gran contribución hacer una pequeña renovación semántica. ¿Por qué no abandonar definitivamente la palabra “militante” y reivindicar la de “socio” o “activista”? A pesar del valor emocional y político que tuvo en el pasado, la palabra “militante” tiene hoy resonancias comunicativas de disciplina férrea, excluyente y acrítica. Además, no aparece ni una sola vez en la Ley de Partidos, que utiliza siempre el término “afiliados”.
Ahora que están a tiempo, piénsenlo, por favor. Si quieren hacer ciberpolítica, no insistan en llamar cibermilitantes a los activistas. Empiecen por las palabras. No es un cambio menor. Y sigan luego con los otros. Ha llegado el momento.
Antoni Gutiérrez-Rubí es asesor de comunicación.
L’arribada de la crisi econòmica, però sobretot l’esclat del cas de corrupció política ‘gürtel’, han provocat que el fenòmen de les protestes ciutadanes a través d’internet estiga creixent de manera exponencial.
Entre els anys 2002 i 2004, amb el desastre natural del Prestige, la LOU, la Llei d’estrangería o la Guerra d’Irak, la societat espanyola mostrà vehementment el seu descontent amb l’actuació del Govern del Partit Popular. Aleshores s’organitzaren activitats reivindicatives tradicionals, com les manifestacions al carrer retransmeses per televisió o ràdio, la pegada de cartells, o el repartiment de fulles volanderes i enganxines. A tot açò se sumaren els missatges a mòbils, els quals esdevingueren un novedós i efectiu instrument de movilització social.
Ara en l’actualitat, només cinc anys després, a la política espanyola les aigües tornen a baixar revolicades, d’una banda, com ja hem dit, per la desastrosa situació econòmica que estem patint, i de l’altra pels casos de corrupció que s’estàn fent públics.
Pel que fa al País Valencià, el ‘cas Gürtel’ ha esguitat de plé al govern de la Generalitat. Alts càrrecs de l’administració valenciana que suposadament han rebut regals a canvi d’adjudicacions a empreses, i que a més, quan esta situació ha eixit a la llum pública s’han aferrat a la seua butaca sense ruboritzar-se el més mínim. I si a tot açò li sumem el tracte informatiu que la televisió pública que paguem tots els valencians dóna a estos gravíssims casos de corrupció política , tenim un còctail explosiu que propicia que els ciutadans valencians senten la necessitat de mostrar el seu malestar com siga.
Així, de la meteixa manera que en aquell convuls periode de la darrera legislatura de José María Aznar com a inquilí de la Moncloa, huí en dia la societat civil ha dit prou, i ja començen a conéixer-se les primeres movilitzacions ciutadanes de tot tipus que tindràn lloc pròximament. De totes elles, però, ens ha cridat l’atenció especialment una protesta que tingué lloc el passat día 27 d’octubre de matinada, quan un internauta ‘hackejà’ la web del PP de València .
Tal i com s’explicava a la notícia que l’agència EUROPA PRESS publicà eixe mateix día “la pàgina web del PP de la província de València ha patit l’atac d’un ‘hacker’ –krOno– que demana la dimissió del president del PPCV i de la Generalitat, Francisco Camps, després de la seua imputació en el ‘cas Gürtel’. A més, el presenta amb un cartell en el qual es llig: ‘wanted only alive'”.
I per si fóra poc, este ‘hacker’ també al·ludix a Canal Nou, a qui va retraure que “ens tracteu com com idiotes. Ens desinformeu, quan el vostre deure és informar, Canal 9. Useu esdeveniments esportius per malversar fons públics i omplir-vos les butxaques. Doneu vergonya”. “És una “televisió de servici privat”.
De la mateixa manera, este ciutadà anònim fa referència a la farmàcia de la dona del president Francisco Camps com “l’escenari dels negocis de Gürtel”, i també té unes paraules per a Ricardo Costa, de qui diu, al fil de la polèmica sobre la seua destitució com a portaveu del Grup popular a les Corts valencianes i com a Secretari general del partit que “continua exercint com a secretari general de Camps”.
Ricardo Costa durant l'últim Congrés del PP a València
Finalment, este acte de boicoteig a la web dels populars valencians també està acompanyat de fons amb la cançó la cançó \’mentirosos\’ del grup de hip-hop ZPU que en la tornada diu així: “Mentiders, enganyeu al poble amb mentides/ Mentiders, teniu les vostres ànimes venudes/ Mentiders, quantes excuses com eixida/ Putos mentiders, sols sou mentiders/ Mentiders, falsa la teua cara quan ens mires/ Mentiders, fals és el missatge, conspires/ Mentiders, que fer amb la meua ràbia continguda?/ Putos mentiders, sols sou mentiders”.
Així doncs, sembla ser que ha nascut una nova forma demostrar el malestar social davant els casos de suposada corrupció política. Muntatges fotogràfics o de vídeo que es penjen a internet a l’abast de tot el món. Correus electrònics en cadena, i fins i tot l’exemple que acabem d’analitzar, el boicot de la web d’un partit polític. I en vista del rebombori que este fet ha causat en tots els mitjans de comunicació, i la repercusió que ha tingut de cara a movilitzar a la gent, podríem assegurar que esta vía de protestar davant les injustícies dels més poderosos serà cada vegada més comuna.
